Oficina en el Bosque – Madrid – España



Los arquitectos españoles Jose Selgas y Lucia Cano de Selgascano han diseñado su propia oficina – estudio en medio de los bosques de Madrid.

Lo que se pretende con este estudio es muy simple: trabajar bajo los árboles.
Para ello necesitamos una cubierta lo más transparente posible. También, y al mismo tiempo, necesitamos aislar del sol directo la zona de las mesas. Entonces la parte transparente al norte. La parte que se cubre con una plancha curvada de 20mm de plexiglás incoloro al norte. Y al sur, donde están las mesas, donde hay que cerrarse bastante más, pero no del todo, al sur una doble plancha de fibra de vidrio y poliéster en su color natural, en medio de las cuales se aloja un aislante translúcido. Los tres forman un sándwich de 110 mm de espesor total.

En el primer caso tenemos la visión transparente y limpia hacia el exterior. En el segundo una translucidez bien ensuciada por la estructura metálica en voladizo que queda en el interior del sándwich, sobre la que se proyectan ligeramente las sombras de los árboles.

Esta simpleza, evidentemente simple, se maduró luego en una construcción muy compleja. Compleja en el sentido de que no se pudo conseguir una empresa que quisiera involucrarse de principio a fin en hacer un edificio tan pequeño y con elementos que eran todos ellos de catálogo pero no eran de montaje, digamos, habitual, por lo que se tuvo que contratar por ese procedimiento llamado “por administración” con plazos que, más o menos, se encajaban en a los tiempos libres de las empresas que los ejecutaban.

Por ejemplo: La parte del sándwich de poliéster está compuesta por dos tipos de piezas ambas pultrusionadas y ambas de catálogo: una recta con pequeños nervios que le dan rigidez y una curva que se realiza  únicamente para los techos de algunos ferrocarriles alemanes. Para esta segunda pieza hubo que esperar a una petición por parte de estos ferroviarios ya que los pocos metros del estudio no bastaban para poner en funcionamiento la hilera de la fábrica – ¿podemos saludar y dar las gracias a Gonzalo Guddat que trabajaba entonces para la empresa danesa que lo fabricó?-. En medio colocamos un aislante blanco translúcido de espuma de polietileno para conservar la translucidez del poliéster. La parte transparente se realizó con planchas estándar de plexiglás curvadas y fresadas en sus laterales para poder embutirles una lámina de silicona para el sellado entre piezas. Una empresa las curvó, otra las montó. Y otra más hizo los dos laterales que son de plancha de metacrilato blanco opal de 10 mm sobre un bastidor de acero que por medio de poleas y contrapesos se abren completamente para permitir la circulación del aire.

Antes de todo esto, pero también puede ser después, viene lo de semisoterrarlo, que viene a cuento de permitir la vista horizontal de la parcela en la que se encuentra el brazo. Todo lo enterrado es hormigón encofrado con tablón de madera, tablón de obra que también se coloca de pavimento pintado en dos colores con pintura de dos componentes con base epoxi.

Al final un toque algo menos… o algo más…húmedo: son los días de lluvia, esa lluvia, cuando llueve, las gotas de lluvia sobre el plástico, cuando lo golpean. Por votación son los mejores días.

Y siempre, envolviendo cualquier día, el fondo verde.